Chaise Longue: la historia del confort (con ensoñación)

Concebido en su origen como un mueble independiente, la chaise longue o silla larga en francés, ha sobrevivido a todas las modas posibles hasta ser adoptada como una extensión del sofá moderno. Pensada no solo para descansar, la chaise longue invita a ensimismarse cómodamente.  
           

Chaise Longue: la historia del confort (con ensoñación)

Chaise Longue:  la historia del confort (con ensoñación)
Fabio Lenci Attribution
Chaise Longue -> 1967

“La chaise longue es el diván sobre el cual el alma se estira”. Sigmund Freud elevó el diván del psicoanálisis a un icono, no sin despertar las críticas.  Aquel sofá alargado era una auténtica revolución para la terapia: ¿un paciente tumbado en una sala desconocida para hablar de sus preocupaciones? Menos aún, si el paciente en cuestión era un varón porque la chaise longue era cosa de señoritas. Sin embargo, la idea de Freud era clara: tumbado, el paciente dejaba brotar sus pensamientos libremente (“conversación instintiva”) y su subconsciente salía a la luz con más facilidad. 

 

Cómoda para el pensamiento y para el estómago, la chaise longue lleva entre nosotros unos cuantos siglos. Los griegos ya hacían uso del triklinion, un sofá alargado colocado alrededor de una mesa baja donde no faltaba el vino y la comida. Los etruscos y romanos heredaron la tentadora costumbre de comer de costado en los triclinios como bien nos recuerda el brillante Peter Ustinov en Quo Vadis, tumbado sobre opulentas telas con una copa de vino en la mano mientras cavilaba su siguiente paso como emperador de Roma.  

 

 

“La chaise longue es el diván sobre el cual el alma se estira” – Sigmund Freud

La chaise longue: comodidad y lujo femenina

Y entonces llegó Versailles. El símbolo de la opulencia y el derroche ideado por el rey Luis XIV, albergó miles de objetos y muebles nunca antes vistos. La chaise longue también tendría su papel para las mujeres de la corte, que aprovechaban para mostrar sus nuevos vestidos y descansar. De hecho, Marie Antoniette pasaba largas horas de ensoñación estirada en las chaises longes del palacio como retrata Sofia Coppola en su personal visión de la archiduquesa. 

Convertida en un símbolo de poder y riqueza, sólo las clases pudientes podían hacerse con una pieza tan singular. Una pieza pensada para descansar ensimismado. 

 

La chaise longue va más allá del confort. 
Es la pieza de la ensoñación doméstica.
Retrato de Juliette Récamier

A lo largo del siglo XVIII, las chaise longue empezaron a aparecer en retratos de grandes damas. Una de ellas, Juliette Rècamier, atrajo la atención de artistas y nobles franceses. La creación del Salón literario durante el imperio napoleónico y sus dotes como anfitriona la encumbraron en la alta sociedad parisina, siendo retratada por el pintor Jaques-Louis David en una chaise longue versionada que adoptaría su apellido: el rècamier.

Madame Juliette, de Matisse

Tampoco René Magritte, muchos años más tarde, en 1951, pudo contenerse y hacer un guiño a la chaise longue de Madame Juliette en un cuadro con tintes surrealistas. Otros pintores, como Manet o Henri Matisse hicieron uso de la chaise longue como soporte para mostrar la belleza del cuerpo femenino. No hay más que recordar la inolvidable escena de la película Titanic en la que Rose posa desnuda para su amado y joven pintor… hasta que un trío de diseñadores hizo volar por los aires la fantasía sensual de la chaise longue. 

La Chaise Longue que lo cambió todo

La revolución la inició Le Corbusier, el arquitecto, urbanista y pintor suizo que repensó la manera de vivir del recién estrenado s.XX. De entre su valiosísima obra, la chaise longue que diseñó y definió como “la máquina para descansar” supuso un antes y un después en la decoración doméstica: el modelo LC4, una chaise longue icónica que en realidad, contó con la ayuda de otras dos personas, la arquitecta y diseñadora francesa Charlotte Perriand y del primo de Le Corbusier, el arquitecto suizo Pierre Jeanneret. 

 

La forma sigue a la función: el lema del movimiento Bauhaus, el más influyente del s.XX
Para Le Corbusier, el diseño y la funcionalidad iban de la mano. Nada de extravagancias, solo lo necesario para cumplir con su labor. Así, los materiales tradicionales dieron la bienvenida al acero inoxidable, las colchonetas de piel o los tubos de acero, que acompañarán al cuerpo en su tiempo de relax. El modelo LC4 fue presentado por primera vez en el Salón de Otoño del Diseño de 1929 - años después, en los 60´, la marca italiana Cassina compraría la patente siendo la única vendedora del modelo original.
Más interesante aún es la versión Tokyo de la chaise longue

diseñada exclusivamente por Charlotte Perriand, quien fue más allá, creando en 1940 una pieza orgánica y ligera gracias al uso del bambú. 

Versión Tokyo de la chaise longue
La chaise longue, puro confort

La expresión (mínima) del confort

“Menos es más”. Mies Van der Rohe (1886-1969) dejó para la historia una frase que además de condensar su filosofía de diseño, influyó enormemente en la arquitectura moderna. Minimalista, con lo justo y necesario, sin adornos. El diseñador alemán, nada dado a conceder entrevistas, centraba su obsesión en la técnica de los objetos y en su funcionalidad. 

Historia de la chaise longue

A pesar de que las sillas fueron el gran hit de diseño de la primera mitad del s.XX, la chaise longue moderna no dejaba indiferente a nadie. Otro de los grandes creadores del pasado siglo fue Marcel Breuer, hijo del movimiento Bauhaus alemán, y pionero en el uso de tubos de acero para la creación de mobiliario – sus sillas Wassilly y Ceska son verdaderos iconos. Sin embargo, trabajó con madera como se puede ver en la colección del MoMa de Nueva York y en el Art Institut de Chicago. 

La chaise longue: adoptada por el sofá moderno

Buena parte de los muebles que hoy nos rodean en casa, nacieron de las mentes de los diseñadores del pasado siglo. Copiados y plagiados hasta el extremo, las chaise longue han sabido adaptarse a los nuevos gustos y también, claro está, a la escasez de espacio. El sofá moderno ha absorbido la “silla larga” completando así uno de sus brazos, que hace las veces de asiento y a veces, de cama en los salones actuales. De la ensoñación romántica y la funcionalidad extrema, al chaise longue all day long, es sin duda, una de las piezas claves para entender cómo habitamos el espacio.